La Biblia es la revelación especial de Dios para el hombre en forma escrita.
Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, eternamente preparado para toda buena obra. (2 Tim. 3:16-17)
vea también: Ex. 17:14; 24:12; 31:18, Lc. 24:25-27, 45-47, Jn. 5:45-47, Heb. 1:1-3, 2 Pe. 1:20-21; 3:15-16.
La palabra "Biblia" se deriva de la palabra griega para "Libro". Se presenta como la primera palabra del Nuevo Testamento en griego: "El libro [Biblos) de la genealogía de Jesucristo..." (Mat.1:1).
Es a partir de este suceso que tenemos la palabra "Biblia", que ahora se refiere a la totalidad de la Palabra de Dios escrita. La Biblia es un libro y una biblioteca de sesenta y seis libros que componen el canon de las Escrituras. Las Escrituras forman un todo unificado, no contradictorio (coherente) como la Palabra escrita del Dios Viviente (preservada en forma escrita).
La Biblia también es conocida como "la Escritura", o "Las Escrituras". La palabra significa "escritos" [Gr. graphai'] y se refiere especialmente a la Palabra de Dios en forma escrita, la Palabra de Dios escrita y preservada para nosotros. Esta fórmula se encuentra setenta y una veces en el Nuevo Testamento. "Está escrito" significa que está escrito con autoridad plena y que no puede disminuirse.
La vida cristiana se compone de dos aspectos: el objetivo y el subjetivo. El objetivo es revelado en la verdad de la Escritura como la norma de fe y conducta; el aspecto subjetivo es nuestra experiencia personal, que debe proceder del aspecto objetivo y reflejarlo. Sin las Escrituras estaríamos dejados tan solo con el aspecto subjetivo. Todo se convertiría en algo necesariamente relativista (sin una palabra final, autoritativa, excepto la falible experiencia individual), algo empírico (todo el juicio sería basado en la experiencia de cado uno), algo existencial (totalmente subjetivo y que tiende hacia el irracionalismo o emocionalismo) y algo pragmático (lo que parezca funcionar mejor sería correcto). Por lo tanto, lo más emocional o místico, y las personalidades más fuertes o más persistentes determinarían la dirección o el curso del cristianismo. La única salvaguardia para tales desviaciones es la Palabra de Dios escrita correctamente entendida e interpretada (Sal. 119:105, Isa. 8:20, Jn.17:17, 2 Tim. 2:15).
El fin de todo estudio de la Biblia es la verdad doctrinal. Uno simplemente no conoce las Escrituras hasta que consistentemente llega a su enseñanza doctrinal, y por otra parte, uno no sabe la doctrina cristiana como debería de saberlo, a menos que la comprenda bíblicamente. Es la enseñanza doctrinal de la Escritura lo que ha de gobernar nuestro pensamiento, guiar nuestras vidas y controlar nuestras emociones.
Algunos podrían oponerse a un cristianismo "intelectual", prefiriendo un enfoque más simplista o "devocional" o, sin darse cuenta de que lo devocional, si es realmente legítimo, debe proceder de lo doctrinal y lo doctrinal de la hermenéutica y la hermenéutica de la exegética (exacta lectura del texto). Muchos parecen querer una religión del "corazón" y no una religión de la "cabeza", y esto entonces a menudo se convierte en un celo ciego, sin el conocimiento adecuado.
La irracionalidad no es la espiritualidad, y las emociones no son una base adecuada para la fe o la práctica. Debemos entender que la ignorancia de la verdad divina, el irracionalismo religioso, la aversión a la doctrina, y el descuido del estudio y aprendizaje serio, no son virtudes cristianas ni características para ser emuladas.
Puesto que Dios hizo al hombre con un corazón y un cerebro, y lo hizo en posición vertical con su cerebro por encima de su corazón, preferimos un necesario equilibrio para así reflejar el diseño divino. Las emociones deben responder a la verdad divina, y no debemos invertir este orden. ¿No escribió el apóstol Pablo a uno de sus más queridas iglesias, "Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que discernáis lo mejor;" (Fil.1:910) Y a otra asamblea: "yo .. no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones; que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él (Ef. 1:15-17). Y el apóstol Pedro cerró su última carta con las palabras: "Antes bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo..." (2 Pe. 3:18)?
¿Por qué estudiar la Biblia? Las siguientes son las principales razones correctas: para glorificar a Dios, para estar en comunión con Cristo, para conocer La voluntad de Dios, para ser obediente a Dios, para crecer hacia la madurez espiritual, para promover nuestra santificación, para prepararse para el ministerio de la Palabra, para entender el propósito y conservar la pureza de la iglesia, para edificar a otros, para evangelizar a los no convertidos, para defender en forma inteligente la fe y para prepararse para la eternidad. ¿Eres un amante y alumno de la Biblia?
W. R. Downing
El Catecismo Bíblico
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